lunes, 31 de enero de 2011

ENVIDIABLE MADUREZ

Hace ya varios meses escribí un artículo comentando la llegada del entonces candidato Funes a la Presidencia de El Salvador. Decía en aquel entonces que El Salvador había arribado a un momento crucial que podía servir para demostrar su madurez, o inmadurez, política. Si el país daba un giro drástico a sus políticas económicas, entonces se evidenciaría una sociedad dividida y polarizada, y un sistema político inmaduro. Si por el contrario, el nuevo gobierno del Presidente Funes y del FMLN decidía continuar con las políticas que favorecía la sociedad, aún y cuando no fueran las que propiciaba históricamente el FMLN, el país habría mostrado que había logrado la concordia y la madurez política. A la fecha, todo parece indicar que el país ha alcanzado dicha madurez, aún y cuando algunos ven nubarrones en el horizonte. Permítanme explicar por qué.

Muchos, sin duda, esperaban que la llegada del Frente al gobierno implicaría cambios dramáticos a la política económica y social. Sin embargo, el nuevo gobierno buscó y logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, y lo ha cumplido a cabalidad. Las reformas emprendidas por los gobiernos de Arena, tales como la dolarización y la privatización de las empresas estatales de telecomunicaciones y energía eléctrica, se han mantenido incólumes. La estabilidad macroeconómica, producto del manejo sensato y prudente de la hacienda pública, continúa y el gobierno no ha asumido posturas demagógicas o populistas. El gobierno ha privilegiado el gasto social, pero enmarcado en la disciplina fiscal. Para ilustrar, no ha habido un aumento del 60% al salario mínimo, y de hecho el salario mínimo de El Salvador es más bajo que el de Honduras, a pesar de que su ingreso per cápita es más del doble que el nuestro. En pocas palabras, a la fecha El Salvador ha dado muestras de una envidiable madurez, y esa es una buena noticia para la región en general, y para nosotros en particular. Cuando el entorno se deteriora en parte de la región, inexorablemente contagia al resto. La lectora podrá recordar que cuando nuestros vecinos se enfrascaron en luchas fratricidas, nosotros sufrimos las consecuencias. Por el contrario, cuando el entorno mejora en parte de la región, afecta favorablemente al resto.

Hay quienes ven escollos en el camino del gobierno salvadoreño, por la tensión que perciben entre el Presidente y el FMLN. De hecho una empresa calificadora de riesgos ha reducido la calificación que le otorga a El Salvador por esa supuesta tensión. A decir verdad, me parece que a la fecha el FMLN ha dado muestras de pragmatismo y madurez. Seguramente que hay conflictos internos, entre los maduros y los inmaduros, pero a la fecha han prevalecido los primeros. Solo Dios sabe lo que ocurrirá en lo que resta de la Administración Funes, pero lo visto hasta el momento permite ser optimista. Y recordemos que el éxito de El Salvador es en efecto el éxito de toda Centro América.

Al final, en efecto el tema es la madurez. La madurez de las sociedades y de sus políticos, que permite construir sobre el trabajo de los antecesores, en lugar de destruirlo y optar por dramáticos virajes que solo causan atraso y pobreza. En nuestros tiempos, la clasificación de izquierda y derecha dejó de tener sentido desde la caída del muro de Berlín. Nadie toma el Socialismo del Siglo XXI seriamente. Lo que se da actualmente son gobernantes y sociedades maduras y gobernantes y sociedades inmaduras. Nuestro pasado reciente mostró esto claramente, aunque en nuestro caso la inmadurez fue acompañada de la ignorancia y la arrogancia. Vea usted el continente y fácilmente identificará los gobiernos y sociedades maduras, las que construyen para el futuro sobre el trabajo hecho previamente por otros, y otros inmaduros que se dedican a fomentar el odio, la división y a destruir todo lo hecho previamente. Además, manejan irresponsablemente la economía y empobrecen a sus sociedades.

La Administración Obama, a pesar de no contar con una política para la región, ha visto en el Presidente Funes el mandatario con el que desean identificarse, y de hecho mantienen una estrecha relación con él. Todo parece indicar que esa relación está por estrecharse aún más y que se proponen otorgarle tratamiento especial. Además han decidido permitir que millones de salvadoreños vivan en Estados Unidos y que con sus remesas contribuyan al bienestar de su país. Es evidente que no habrá reforma migratoria en Estados Unidos, ya que los demócratas decidieron no hacerlo cuando tenían mayoría absoluta en ambas cámaras del Congreso, incumpliendo así una promesa de campaña del ahora Presidente Obama. Sin embargo, todo muestra que, al menos en el caso de los salvadoreños (y con suerte en el caso de todos los centroamericanos), les permitirán seguir viviendo tranquilamente en Estados Unidos.

No todo está dicho en El Salvador, pero me parece que hay razones para ser optimista. Esperemos que prevalezcan las ideas del Presidente Funes y que sepa usar la influencia que tiene con el gobierno de los Estados Unidos para que conjuntamente trabajemos en aquellos temas que nos afectan a todos, comenzando con la lucha contra el narcotráfico y la violencia. Después de todo, viendo el panorama objetivamente, la amenaza más importante para el futuro de El Salvador ya no parece ser la inmadurez, sino la violencia. Es muy difícil lograr los niveles de inversión necesarios para generar los empleos requeridos para reducir la pobreza cuando un país está sumido en la violencia y el narcotráfico. El futuro de El Salvador, y el de la región, depende de que podamos emprender un esfuerzo conjunto para combatir la delincuencia, la violencia y el narcotráfico, y eso depende, en estos momentos, de las gestiones que la región, y particularmente el Presidente Funes, pueda hacer ante el gobierno de Estados Unidos. Dios quiera que tenga éxito para bien de toda la región.

lunes, 24 de enero de 2011

DECLARACIONES

El 6 de enero la revista Estrategia y Negocios publicó unas declaraciones de Jorge Montaño, el embajador de México ante la Organización de las Naciones Unidas, ONU. Por la gravedad de dichas declaraciones, me permito reproducir parte de ellas. 

El embajador comienza diciendo que “el crimen organizado mantiene amenazada la paz y la estabilidad en Centroamérica”. Continúa diciendo el embajador “ Centroamérica está entrando en una fase extraordinariamente crítica a causa de la violencia desatada por el narcotráfico, pero muy especialmente por la actividad del grupo delictivo Los Zetas, que se está apoderando del mercado de la cocaína y la anfetamina”. 

Más adelante agrega el embajador que “la situación creada por las operaciones del crimen organizado mantienen amenazada la paz y la estabilidad en Centroamérica, mientras Estados Unidos ve a esta región como "una zona perdida", cuando su apoyo es fundamental en la guerra contra los cárteles por ser uno de los principales consumidores de droga del mundo.” 

Según relata Estrategia y Negocios, el embajador “aseguró que la lucha que libran las fuerzas de seguridad en México contra los grupos de la droga ha forzado a los narcotraficantes a modificar sus estrategias y rutas en Centroamérica con conexión directa a Estados Unidos. Centroamérica y México se encuentran actualmente atrapados entre los grandes productores de droga del mundo, que son Perú y Colombia, y Estados Unidos, el principal mercado de la cocaína, de acuerdo con informes elaborados por Washington, la JIFE y la organización norteamericana Stratfor Global Intelligence”. 

De acuerdo a Estrategia y Negocios, el embajador opina que “el Gobierno de Felipe Calderón tiene que asumir un papel como el que tuvo en Centroamérica con los mecanismos de paz en los noventa, tras las guerras civiles que azotaron a varios países. Esto es importante ahora porque la región puede entrar en un nuevo estado fuera de control si no tiene una asistencia y un apoyo decisivo de México y de Estados Unidos", indicó en declaraciones citadas por 'El Universal'”. 

El artículo termina diciendo que el embajador “lamentó que Estados Unidos vea el sur de su frontera --que implica a México y Centroamérica-- como "una zona perdida". Entonces, ahora la pregunta es: ¿qué están haciendo en Afganistán cuando la casa se les está quemando de ese lado?” 

El embajador ha sido muy franco y ha dicho lo que muchos tememos. Que nuestro país está cayendo bajo el control de los narcotraficantes. De hecho, ya se dice que hay zonas de nuestro país que son controladas por los narcotraficantes. Por otro lado, hay claros indicios que el narcotráfico controla o fomenta el crimen organizado en nuestra patria, incluyendo la industria del secuestro, el tráfico de personas y vehículos, y hasta las actividades de las maras. En pocas palabras, están en el centro de todo el crimen organizado que tanto agobia y daña a nuestro país.
Es evidente que esta batalla no la podemos librar solos. Es un problema regional que debe ser tratado regionalmente y en toda su dimensión, es decir, tanto en el ámbito de la oferta, como la demanda. Por esto último, la participación de Estados Unidos es fundamental, y no es aceptable que ellos busquen que las batallas, y los muertos, se den en nuestros países, mientras ellos hacen nada por reducir la demanda en su suelo. El problema nos afecta principalmente a nosotros, por lo que debemos tomar la iniciativa. Los presidentes de Centro América deben demandar una solución a esta situación, y seguramente que el Presidente de México también se sumará a esta cruzada. Unidos, debemos sentarnos en la mesa con Estados Unidos y encontrar una solución justa y completa. 

Que el problema sea regional no implica que no haya medidas que podamos tomar en nuestro país, y me parece que eso debe comenzar con retomar el control de nuestro territorio. Para eso, pienso que es necesario colocar destacamentos militares en las zonas que supuestamente controlan los narcotraficantes. Es posible, o tal vez probable, que esto lleve a enfrentamientos armados, pero sólo así evitaremos que los narcotraficantes se apoderen de nuestro país. 

A mi juicio, este es el reto más importante que enfrenta nuestra nación. Solo tenemos que recordar lo vivido por Colombia, y ver lo que actualmente vive México, para apreciar las consecuencias de no actuar oportunamente. Mientras los políticos discuten plebiscitos, referéndum, constituyentes, el retorno de Mel, y otros tantos otros temas que a mi juicio en este momento son de secundaria importancia, nuestro país, y toda la región centroamericana, están a punto de arder. Mientras más esperemos, más dura y cruenta será la batalla. Que Dios ilumine a nuestros políticos para que inicien de inmediato el rescate de nuestra patria.