lunes, 7 de febrero de 2011

POLÍTICA PARA CENTRO AMÉRICA

Recientemente se celebró en Washington una reunión en el Centro Woodrow Wilson en la cual participaron los embajadores de Estados Unidos en Centro América, Belice y Panamá. Los embajadores supuestamente explicarían la política de Estados Unidos para la región. Debo confesar que no asistí a la reunión porque pensé que sería desperdiciar mi tiempo. A mi juicio es evidente que Estados Unidos no ha definido una política de la región. Seguramente que los Embajadores dirán que la política se basa en el apoyo a la democracia, el respeto a los derechos humanos y la lucha contra la pobreza. De hecho, eso mismo puede decirse para la política de Estados Unidos en general, pero ¿qué implica eso concretamente? En el caso de Centro América, muy poco. Permítanme explicar por qué. 

Es evidente que la atención de Estados Unidos está centrada en otras partes del mundo. En este momento, Egipto se tambalea, y su caída implicaría un duro golpe para la política de Estados Unidos en Oriente Medio. Después que durante 30 años apoyaron un régimen autoritario, que violentó los derechos humanos e impidió el establecimiento de la democracia, es decir contradijo todos los supuestos principios de la política exterior de Estados Unidos, ahora, cuando el país arde, proponen reformas para establecer la democracia y para el respeto a los derechos humanos. Todo esto resulta ahora ser muy poco y ofrecido muy tarde. Pero bien, volviendo a nuestro tema, nuestra región ha caído en el olvido, el “olvido benigno”, como suelen llamarlo los politólogos estadounidenses. Simplemente no hay política porque suponen que en la región continuará imperando la precaria “paz” que se da en estos momentos. 

El olvido en el cual hemos caído se refleja aún en el ámbito comercial. Mientras los tratados de libre comercio negociados y firmados con Panamá y Colombia languidecen esperando que el Congreso los ratifique, Estados Unidos afanosamente busca un tratado de libre comercio con Corea. Piensan que como los coreanos son ahora ricos, el tratado le permitirá a Estados Unidos vender más a Corea. Según ellos, eso les permitirá crear nuevos puestos de trabajo, y así el Presidente Obama podrá acariciar su proyecto de reelección. En el caso de Panamá y Colombia ven, según ellos, países pobres que poco o nada les comprarán y que mucho les venderán. En lugar de que la política comercial sea un complemento de la política externa de Estados Unidos, en efecto la política externa se ha convertido en un apéndice de la política comercial, y esta, lamentablemente, tiene un horizonte de muy corto plazo. En lugar de crear un área de libre comercio que abarque desde México hasta Colombia, la ausencia de una política externa ha fomentado el resentimiento y la división. 

Tampoco puede decirse que cuentan con una política migratoria, más allá de desincentivar la migración y de repatriar a quienes puedan capturar por haber migrado ilegalmente. El partido de gobierno tuvo control absoluto de ambas cámaras del Congreso, lo cual les garantizaba que podían aprobar todos sus proyectos y cumplir con sus promesas de campañas. Sin embargo, no se atrevieron a presentar un proyecto para normalizar la situación de millones de nuestros compatriotas. Con ello, traicionaron la confianza que los hispanos les habían otorgado al haber votado masivamente por el partido Demócrata. 

Finalmente, donde sí parecen tener una política es en lo referente al narcotráfico. Lamentablemente, es una política equivocada y fracasada. Se puede resumir diciendo que ellos ponen los dólares y nosotros los muertos. 

Mientras ellos proveen asistencia militar y de otro tipo, nuestras instituciones se deterioran, el estado de derecho sucumbe y el control de nuestro territorio pasa a manos de los narcotraficantes. Para colmo de males, esto fomenta el crimen organizado y toda nuestra población sufre. La situación ha llegado a tal extremo que Costa Rica ha autorizado a las fuerzas armadas de Estados Unidos para que ingresen a su territorio, si eso es necesario para combatir el narcotráfico. Por otro lado, los narcotraficantes usan los dólares pagados por los consumidores de Estados Unidos para comprar armas en Estados Unidos, armas que luego usan para matarnos. No conozco el flujo de los dineros que produce la venta de droga en Estados Unidos, pero no me sorprendería que la mayoría regrese a Estados Unidos por medio de la venta de armas, propiedades, autos y otros bienes suntuarios, y que otro tanto termine depositado en los bancos de Estados Unidos como consecuencia del lavado de activos. 

Resumiendo, no se percibe una política externa para la región. Sí parece haber una política comercial, a la cual se supedita la política externa, y que parece estar sesgada en nuestra contra. No se percibe tampoco una política migratoria, más allá de tratar de poner trabas a la migración y recurrir a la deportación masiva. Finalmente, en cuanto a la lucha contra el narcotráfico, más que una política se percibe una estrategia que, nuevamente, solo produce resultados nefastos para nuestra región. Lo peor es que no veo razón alguna por la cual esta situación cambiará durante esta Administración. Simplemente, sus prioridades son otras. Ojalá que esté equivocado, pero no creo que sea así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario