Con frecuencia observamos las posiciones
que los países, particularmente los grandes y poderosos, adoptan frente a los
problemas que se dan en el ámbito internacional. Por razones obvias uno quisiera que esas
posiciones fueran consistentes y basadas en principios y valores éticos. Tal es el caso de las posturas asumidas en lo
referente a los golpes de estado que ocurren con alguna frecuencia en el mundo. Lamentablemente lo que se observa es simple y
sencillamente la búsqueda de la conveniencia de cada país, sin importar caer en
la inconsistencia y en el cinismo. Tal
es el caso que ahora se presenta frente a lo acontecido en Egipto. Permítanme
explicar por qué.