Recientemente la
Administración Hernández Alvarado completó los primeros cien días de su
gestión. Si bien es cierto que cien días
es un tiempo muy corto para juzgar a la Administración, resulta muy difícil
resistir la tentación de hacerlo. Así
que con la venia de las lectoras, me permitiré caer en la tentación.
En primer lugar,
veamos los logros de la Administración. El más importante, a mi juicio, es el
optimismo que ha logrado infundirle a la población. Es innegable que los hondureños sienten que
el país ha tomado un nuevo, y auspicioso, rumbo. Si bien algunos argüirán que no hay razones
objetivas que justifiquen el optimismo, la realidad es que la población así lo
percibe y siente y eso genera un enorme capital político que usado con valentía
y sabiduría por el Presidente permitiría hacer cambios significativos y
positivos para la nación. Solo el tiempo
nos dirá si dicho capital fue bien empleado, o si fue dilapidado en aventuras
políticas narcisistas, o si simplemente fue preservado sin usar en aras de
mantener intacta la imagen popular del Presidente.