La semana
recién pasada los periódicos resaltaban que en el 2011 la inversión extranjera
directa alcanzó su más alto nivel histórico en América Latina. En Centro América, donde esa inversión es
fija, es decir en fábricas y no en instrumentos financieros, Honduras logró un
poco más de mil millones de dólares, menos que la mitad de la inversión
recibida por Panamá y Costa Rica. La
inversión en Honduras, si bien pudo haber sido más alta en condiciones
normales, es impresionante si se recuerda la situación que hemos vivido y que
seguimos viviendo. Si se tiene en cuenta
las noticias negativas que surgen cotidianamente de nuestro país, referentes a
narcotráfico, violencia, delincuencia, incendios en cárceles, corrupción, etc.,
el nivel alcanzado por la inversión extranjera directa es poco menos que
extraordinario. Esta inversión genera
empleos en el sector formal y así produce riqueza y bienestar. Siendo esto así, resulta evidente que
nuestros gobernantes deberían hacer lo que esté a su alcance para que nuestro
país pueda captar montos cada vez más importantes de inversión extranjera. Pero, ¿qué debemos hacer para lograr esto?
En pocas
palabras, lo que se requiere es fortalecer el estado de derecho. Esto comienza por fortalecer el sistema
judicial y el sistema de seguridad. Eso,
a mi entender, explica por qué Costa Rica y Panamá reciben más del doble de lo
que nosotros recibimos. Si logramos
recuperar el control de nuestro territorio, si se reduce la criminalidad y la
violencia, si cesa la impunidad, rápidamente notaríamos que más y más recursos
llegan a nuestro país y crean más empleos en el sector formal. Para el cese de la impunidad necesitamos un
sistema judicial honesto, despolitizado y eficaz. Afortunadamente la adopción de la Junta
Nominadora para proponer a los candidatos a magistrado de la Corte Suprema de
Justicia ha llevado a la despolitización de la Corte. Prueba de ello son los ataques que recibe de
los políticos, quienes han llegado a amenazar con destituir a los magistrados y
con la creación de un Tribunal Constitucional.
Para continuar con este proceso de despolitización, la Ley de la
Judicatura deberá ser reformada para ampliar la participación de la sociedad
civil en la selección, evaluación y promoción de los jueces, eliminando la
participación de los políticos y reduciendo la participación de otros actores
como la misma Corte Suprema y el Colegio de Abogados.
Por supuesto
quela depuración y profesionalización de la policía es parte integral del
proceso de fortalecer el estado de derecho, y entre más pronto se logre esto,
mejor. Como ya hemos propuesto en otros
artículos, nos parece imprescindible la participación de organizaciones
extranjeras de reconocido prestigio en el proceso de depuración. Solo así gozará este proceso de credibilidad
y legitimidad. Igualmente pensamos que,
una vez depurada la policía, sus nuevos integrantes deben someterse
periódicamente a la prueba del polígrafo administrada por una organización
extranjera de reconocida experiencia y capacidad en el tema. Solo así lograremos recuperar la confianza de
la ciudadanía, pieza clave para el éxito del proceso de reforma.
Además de
lo anteriormente propuesto, que es de cualquier forma reclamado por una
sociedad que ansía vivir en paz, es necesario mejorar la competitividad de
nuestro país. Debemos facilitar que los
inversionistas, nacionales y extranjeros, puedan proceder con sus negocios
legítimos con un mínimo de trabas y requisitos.
Lamentablemente, hemos venido retrocediendo en el análisis anual que
prepara el Banco Mundial para evaluar la facilidad con que los inversionistas
pueden desplegar sus actividades (el informe conocido como Doing Business). Para mejorar
la competitividad del país se requiere reactivar la comisión nacional de
competitividad que anteriormente operaba con el apoyo de FIDE. Solo si hacemos un esfuerzo decidido y
consciente podremos eliminar, o al menos reducir al mínimo indispensable, los
trámites, obstáculos y corrupción que afectan a los inversionistas. Por supuesto que la competitividad del país
también mejorará con el fortalecimiento del estado de derecho, pero se requiere
más que eso, y por eso es fundamental la reactivación de la comisión nacional
de competitividad. En el pasado esa
comisión funcionó bien y logró eliminar trabas y reducir el papeleo, pero no
logró completar su tarea, así que ahora su reactivación es necesaria y urgente.
Por supuesto que resta más por hacer para no
solo atraer más inversión, sino que para lograr también empleos de mejor
calidad. Para esto es necesario elevar
nuestro nivel de escolaridad y ampliar los programas de nutrición infantil (que
mejoran la capacidad intelectual de quienes participan en ellos) y en general facilitar
el acceso a programas de salud de calidad.
No obstante, estos son esfuerzos que producen resultados en el mediano y
largo plazo, a diferencia del fortalecimiento del estado de derecho y de
mejoras a la competitividad del país, ya que estos últimos producen resultados
en el corto plazo. Al final, se requiere
de ambos esfuerzos, de los que producen resultados en el corto plazo, así como
de aquellos que producen resultados en el mediano y largo plazo. Lo que debe resultar evidente es que cuanto
antes comencemos, mejor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario