En las
últimas elecciones presidenciales celebradas en Paraguay resultó triunfador el
ex obispo católico Fernando Lugo.
Inmediatamente después de tomar posesión se supo que su verdadero
talento no residía en el ámbito político, sino que en el procreativo. En efecto, se conoció de su extraordinaria
fecundidad cuando una plétora de damas paraguayas reclamó que el ahora
Presidente reconociera ser el padre de sus criaturas. Lamentablemente, desde el inicio de su gestión
hizo gala de una incapacidad política extraordinaria, y eso sometió a presión
el sistema político paraguayo.
Pensándolo bien, no es extraño que eso sucediera. Después de todo, el seminario no ofrece la
mejor preparación para la participación en la política. Como bien dijo nuestro Señor, al César lo que
es del César y a Dios lo que es de Dios. Al final, de tanto ir el cántaro al agua se
quebró y don Fernando fue destituido por el Congreso paraguayo y sustituido por
su Vicepresidente. En los tiempos
antiguos y románticos las cosas hubieran quedado allí. Después de todo, la costumbre imperante
dictaba que no era permisible, ni aceptable, la intromisión en los asuntos
internos de los países. En nuestros
ámbitos, México elevó esa costumbre a doctrina, proclamando la “doctrina
Estrada”, y justamente basándose en esa doctrina se rehusó a expulsar a Cuba de
la OEA, alegando que solo competía a los cubanos decidir el tipo de gobierno
que deseaban tener. ¡Cuánto han cambiado
las cosas! Veamos lo que ha sucedido
ahora.
martes, 26 de junio de 2012
domingo, 17 de junio de 2012
¿QUO VADIS?
A partir de la Administración Zelaya nuestro
país parece encaminarse a la desintegración, hacia lo que se denomina un
“estado fallido”. Hemos presenciado la
pérdida del control de nuestro territorio y del monopolio en el uso de la
fuerza por parte del Estado. Hemos sido
testigos de las luchas entre los poderes del Estado, de la intromisión de un
poder del Estado en el área de competencia de otro poder y hasta de intentos de
desacato por parte de altos funcionarios del poder Ejecutivo. Todos recordamos cuando el histrión, en su
obsesión por la tristemente célebre cuarta urna, declaró que no acataría un
fallo de un tribunal de justicia, y la semana recién pasada un secretario de
estado manifestó que no cumpliría con un fallo de la Corte Suprema de
Justicia. ¿Hacia dónde vamos? ¿Qué podemos esperar? ¿Habrán decidido nuestros gobernantes que
nuestro país no tiene futuro y que por tanto no hay razón para siquiera
aparentar que somos un estado de derecho?
domingo, 10 de junio de 2012
MAL PAGA EL DIABLO
En la
recientemente celebrada asamblea de la OEA algunos países miembros, Venezuela,
Ecuador y Bolivia particularmente, han criticado la labor de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y a la Corte Interamericana de Derechos
Humanos. Molestos por las decisiones y
recomendaciones que para proteger los derechos de las personas en
el continente han tomado y ofrecido esos dos entes de la OEA, reclaman su
reforma y amenazan con abandonar la OEA si no se les complace en sus
pretensiones. La lectora seguramente
recordará que estos son los mismos países con quienes la OEA, y en particular
su Secretario General, han tratado de congraciarse. Todos recordamos como el Secretario General,
azuzado por estos mismos países y otros, corrió proponer la suspensión de
Honduras después de la salida del entonces Presidente Zelaya. También está fresca la memoria de su marcado
interés por reintegrar a Cuba al seno de la OEA a pesar de que claramente no
cumple, ni se propone cumplir, con la Carta Democrática de la OEA. Pues bien, esos mismos países, acompañados por
Brasil, ahora se manifiestan molestos con las dos organizaciones insignes de la
OEA y demandan su reforma a su gusto y antojo.
Caso contrario, se retirarán de la OEA.
Como señala el viejo refrán, “mal paga el diablo a quien bien le sirve”.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)