Históricamente la DEI
ha sido una constante preocupación.
Simplemente no recauda lo que a juicio de los expertos debería recaudar,
lo cual significa que el estado no cuenta con todos los recursos para financiar
el presupuesto. Es evidente que el
presupuesto se ha vuelto totalmente inflexible, con el gasto corriente
alcanzando niveles insostenibles, pero por ahora permítanme concentrarme en los
ingresos. En otra ocasión examinaremos
el gasto y el aparentemente apetitito insaciable de los políticos en lo
referente al gasto. Volviendo al tema de
los ingresos, las deficiencias de la DEI continúan a pesar de las múltiples
transformaciones que ha sufrido, a pesar de incontables proyectos de asistencia
técnica brindada por varias organizaciones multilaterales y de la constante
asistencia que presta el Departamento
del Tesoro de los Estados Unidos de América.
A pesar de todo esto, repito, la DEI continúa cojeando y aún cuando
ocasionalmente ha dado muestras de eficiencia, eso solo resulta ser la
excepción insostenible. ¿Qué podemos
hacer para transformar la DEI de tal forma que logremos una mejora permanente y
sostenible? Permítanme compartir mis
ideas con ustedes.
La pregunta
fundamental que debemos hacernos es la siguiente: ¿Cuál es el problema básico
de la DEI? ¿Se trata de una falencia en
su organización, o es un tema de sistemas o procedimientos? ¿Será acaso falta de capacitación en su
personal, o deficiencias en el equipo informático con que cuenta? Tal vez se trata de un presupuesto
insuficiente, o falta de recursos para emprender y completar auditorías. Finalmente, quizá el problema quedaría
resuelto si se concentraran en los grandes contribuyentes y por tanto se debería
fortalecer la unidad que vigila a los grandes contribuyentes. Al analizar la situación no puedo dejar que
pensar que hemos tratado de atacar los efectos del problema, y que mientras no
ataquemos la causa del problema, no lograremos transformar la DEI. Así que permítanme darles mi opinión. El problema de la DEI es, y ha sido, su
politización. Los políticos la han usado
para colocar a sus activistas y amigos y para hacer favores a quienes desean complacer. En tanto no se ataque ese problema, no
veremos una mejora sostenible y permanente.
Por supuesto que esto
lleva a preguntar cómo puede despolitizarse la DEI. No tenemos muchas experiencias positivas en
este tema. Sin embargo, a mi juicio la
solución pasa por involucrar a la sociedad.
Si la sociedad se empodera del tema logrará mantener a raya los
políticos. Para este fin, a mi entender
necesitamos una comisión de la sociedad civil que le proponga una terna de
candidatos al Secretario de Finanzas y que este deba seleccionar a uno de los
tres candidatos para dirigir la DEI. Para
conformar la terna la comisión debe proceder a un concurso de méritos, con
audiencias públicas. Para darle
estabilidad en el cargo, la persona así nombrada debería servir por seis o
siete años, pudiendo ser nombrada nuevamente al final de un período exitoso, y
no podría ser removida de su cargo sin la anuencia de la comisión de la
sociedad. Como sería nombrada por el
Secretario de Finanzas, dependería jerárquicamente de dicho Secretario, y
tendría rango de Sub Secretario. El
haberle conferido rango de Secretario no tiene sentido alguno.
La persona así
seleccionada tendría luego la obligación de contratar una firma de expertos
para que evalúen a todo el personal que labore para la DEI en ese momento. Aquellos que reúnan los requisitos del cargo
conservarían su posición, y los que no, vacarían el cargo. Los cargos que resulten vacantes serían
llenados por medio de concursos de mérito llevados a cabo por la firma de
expertos. La firma de expertos haría
además una evaluación anual de los resultados de la DEI, y sus recomendaciones
le servirían al Director de la DEI y al Secretario de Finanzas para que tomen
las medidas que corresponda.
En estos momentos la
situación de la DEI se ha tornado crítica al grado que el Presidente decidió
intervenirla. La Junta Interventora está
conformada por ciudadanos respetados y conocedores del tema. A ellos corresponde presentar una propuesta
para transformar la DEI. Ojalá que ataquen
el problema desde su verdadera raíz, es decir, que osen proponer que se termine
con la politización de la DEI. Si lo
hacen, la nación les quedará eternamente agradecida. Si no lo hacen, o si simplemente mencionan la
politización como la raíz del problema pero no proponen mecanismos certeros
para eliminarla, habremos perdido una gran oportunidad. Que Dios los ilumine para que de una vez por
todas terminemos con el cáncer de la politización en la DEI.
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