martes, 30 de octubre de 2012

Estancados


Los expertos nos dicen que para que la economía crezca, y un país pueda desarrollarse, es necesario invertir.  Si bien la inversión no es suficiente para el desarrollo, es necesaria, ya que sin ella no se generarán los empleos requeridos para que la población salga de la pobreza.  Dicho esto, es evidente que para un inversionista, particularmente un extranjero, la globalización le ofrece la oportunidad de invertir en prácticamente cualquier país del mundo.  Es cierto que la cercanía a los grandes mercados es importante, pero lo es cada vez menos debido a los avances, y la consecuente disminución de costos, en el transporte y las comunicaciones.  Siendo esto así, resulta fácil entender que el clima de negocios que priva en los diferentes países, es decir la facilidad con que una nueva empresa pueda operar en ellos, es un factor casi determinante en el cálculo del inversionista.  El clima de negocios en un país es cada vez más importante y en nuestra Honduras habíamos comenzado a mejorarlo, pero últimamente nos hemos estancado.  Veamos por qué.


El clima de negocios es un tema que el Banco Mundial evalúa anualmente.  Aplicando el mismo criterio analiza la situación en 185 países y publica los resultados en el documento intitulado Doing Business, cuya versión correspondiente al 2013 recién ha sido publicada.  En ese documento, Honduras aparece ubicada en la posición 125 de 185, siendo la posición 1 la que corresponde al país con el mejor clima de negocios.  En otras palabras, nos ubicamos en el tercio de los países con el peor clima de negocios.  De hecho, ocupamos la última posición en Centro América y en el continente solamente Brasil (130), Ecuador (139), Bolivia (155), Haití (174) y Venezuela (180) resultan peor evaluados que nosotros.  Para colocar el problema en perspectiva habría que agregar que en el 2011 ocupamos la posición 130 entre 183 países evaluados y en el 2012 la posición 128 de 183. De esto resulta que algo hemos avanzado al alcanzar la posición 125 (pero esta vez entre 185 países), pero en términos relativos no hemos avanzado porque nuestros vecinos también han avanzado.  Es decir que con respecto a Centro América no hemos avanzado.  De hecho permanecemos estancados.  Una vez más, hemos perdido nuestro impulso reformador y renovador.

El índice utilizado por el Banco Mundial consta de diez componentes: a) la facilidad con que puede comenzar un nuevo negocio, y en esto nuestra posición es 155 de 185; b) la facilidad para obtener permisos de construcción donde el resultado es 65 de 185; c) la facilidad para obtener servicio eléctrico, donde nos ubicamos en 117 de 185; d) la facilidad con que puede inscribirse una empresa o una propiedad, donde logramos la posición 92 de 185; e) la facilidad con que puede obtenerse crédito, y acá nos vemos bien, 12 de 185; f) la protección que se brinda a los inversionistas, donde resultamos muy mal evaluados, 169 de 185; g) la facilidad con que se puede pagar los impuestos, donde se nos ubica en 139 de 185; h) la facilidad con que puede emprenderse el comercio transfronterizo, donde logramos la posición 90 de 185; i) el respeto a los contratos, donde recibimos la peor evaluación, ubicándonos en la posición 179 de 185, es decir, se nos ubica entre los peores países del mundo en cuanto a hacer que se respeten los contratos; y, j) la facilidad con que se conduce el proceso de insolvencia de una empresa, donde logramos la posición 133 de 185.  Cabe señalar que si resultamos mejor evaluados en cuanto al acceso al crédito, los permisos de construcción, el comercio transfronterizo y el registro de empresas y propiedad, ello es consecuencia del esfuerzo consciente y constante que se hizo por mejorar en esas áreas.  Lamentablemente ese espíritu parece haberse disipado últimamente y como consecuencia nos hemos estancado.

Lo positivo, lo que debemos recordar, es que cuando nos lo hemos propuesto hemos logrado mejorar el clima de negocios y eso se ha reflejado en la evaluación que prepara el Banco Mundial.  Sabemos como hacerlo y como organizarnos para lograrlo.  Es tan solo cuestión de prioridad y voluntad.  Ojalá que podamos retomar el espíritu renovador y reformador, ya que solo así podremos crear las condiciones necesarias para que la inversión crezca en nuestro país, y con ella florezca el empleo y retomemos la ruta del crecimiento económico y el desarrollo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario