El Presidente Obama
logró su relección gracias al voto de los latinos. Ahora que la euforia ha menguado cabe
preguntar que implica la relección para nuestra América Latina. Durante la campaña y a pesar de la importancia
del voto latino, el Presidente Obama nunca mencionó a América Latina y Romney
la mencionó tan solo una vez. Esto no
augura bien, particularmente si recordamos que durante los primeros cuatro años
de la Administración Obama nuestro continente ha sido relegado al olvido. Salvo que algo extraordinario ocurra, me temo
que lo mismo sucederá en su segundo período.
Veamos por qué.
En primer lugar porque
Estados Unidos sigue sumido en una seria crisis económica marcada por un alto
desempleo, excesivamente altos déficit fiscal y endeudamiento y un lento
crecimiento económico. De hecho resulta
ser que es el primer presidente reelecto cuando la economía muestra esta triste
condición. Por otro lado, la situación
internacional se ha deteriorado con la inacabable guerra civil de Siria, con el
enriquecimiento de uranio al que se dedica Irán, con una impredecible y
peligrosa Corea del Norte y con la guerra en Afganistán. Estados Unidos tiene las manos llenas con
todos estos retos y no tiene ni el tiempo, ni la imaginación, para voltear sus
ojos a nuestra región. Para colmo de
males, el Presidente Obama despliega un liderazgo muy curioso; da la impresión
que piensa que liderar implica empujar desde atrás.
Seguiremos, me temo,
en el olvido, y eso tendrá consecuencias.
El vacío que ha dejado, y seguirá dejando Estados Unidos, será llenado
principalmente por Venezuela y sus amigos de la Alba. Ellos entienden esto muy bien y por tanto se
pronunciaban a favor del triunfo de Obama durante la campaña electoral de
Estados Unidos. Resta por ver que tanto
envalentonará la relección de Obama a Chávez.
¿Seguirá promoviendo la presencia de Irán en la región? Esperemos y veamos que tanto el olvido en el
que nos han sumido y la falta de liderazgo de Obama alientan la penetración de
Irán en la región. La política que
practica Estados Unidos también conlleva el debilitamiento de los entes
interamericanos tradicionales, tales como la OEA, la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, y el
surgimiento de otras organizaciones acuñadas en el sur. Estamos a punto de entrar en una nueva era en
la cual mengua el poder de Estados Unidos en la región y crece el poder de
otros. Esta en efecto sería una
oportunidad extraordinaria para Brasil, pero parece que su débil crecimiento
económico y su limitada visión geopolítica le inhiben para ocupar el papel que
la región pareciera haberles reservado.
Otra consecuencia,
negativa por cierto, de la reelección del Presidente Obama será la continuada
vigencia de una política y estrategia fallida para la lucha contra las
drogas. Este es otro tema que
lamentablemente también estuvo ausente de las discusiones habidas durante la
campaña. Todo indica que en estos momentos
Estados Unidos piensa que el problema de la droga se reduce a la producción y
el transporte y que el consumo, o la demanda, no es importante y por tanto su
responsabilidad se limita a proveer unos cuantos dólares mientras nosotros
aportamos sangre, lágrimas y cadáveres.
Esta resulta ser una posición muy cómoda para Estados Unidos y nada
cambiará salvo que los latinoamericanos nos unamos y demandemos que Estados
Unidos asuma la responsabilidad que le corresponde y cambie su fallida política
para el combate a las drogas.
Lo único alentador que
surgió de las elecciones en cuanto al tema de las drogas fueron las iniciativas
aprobadas por los votantes de dos estados, Colorado y Washington, las cuales han descriminalizado
el uso “recreativo” de la marihuana. Si
bien está por verse cual será la reacción de Washington ahora, lo que parece
evidente es que se viene dando un cambio en la población en cuanto la política
a seguir en lo referente al consumo de la marihuana. Es posible que estas iniciativas sean
adoptadas por otros estados y que eventualmente Washington cambie su política,
al menos con respecto a la marihuana.
Esto sería consistente con la idea de liderar empujando desde la
retaguardia que ha desplegado el Presidente Obama.
En cuanto al compromiso
del Presidente con los latinos que lo eligieron, ofrezco analizarlo en un
próximo artículo. Basta decir, por
ahora, que durante los dos primeros años de su primer mandato tuvo mayoría en
las dos cámaras del Congreso y que pudo haber logrado la aprobación de una
reforma migratoria. Sin embargo, por
razones políticas, optó por ni siquiera intentarlo. El último esfuerzo hecho por adoptar una
reforma completa fue encabezado por el entonces Presidente Bush. Al igual que Latinoamérica, este tema
simplemente no ha sido importante para el Presidente Obama.
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