lunes, 24 de junio de 2013

Modelos

Recientemente el presidente de Chile, Sebastián Piñera, visitó El Salvador y en una conferencia presentó los logros de la democracia chilena.  Al ser consultado sobre lo expuesto por el presidente Piñera, uno de los dirigentes del FMLN declaró que para ellos Chile no era modelo; que su modelo era Venezuela, Bolivia, Ecuador o Argentina.  Como consecuencia de esto, Carlos Jovel Munguía, un salvadoreño que reside en Chile, escribió al Diario de Hoy para ampliar el relato del presidente Piñera.  Al final, lo que resulta obvio y patético es la ceguera dogmática de algunas personas.  Sus opiniones nos recuerdan lo que un grupo de escritores llamó “el perfecto idiota latinoamericano”.  Pero veamos lo que aportó don Carlos para que las amables lectoras lleguen a sus propias conclusiones.


Para comenzar, como señala don Carlos, el ingreso per cápita de Chile pasó de alrededor de $2,900 en 1981 a cerca de $20,000 este año.  La inversión extranjera directa es del orden del once por ciento del producto interno bruto, en comparación con el cinco por ciento en nuestro país, es decir que aún en términos relativos Chile recibe el doble que nosotros.  Eso es un reflejo de la confianza que las instituciones chilenas, incluido el imperio del estado de derecho, inspira en propios y extraños.  Esa inversión a la vez produce los empleos que han permitido reducir la pobreza.  Chile ha invertido en su educación y ahora registra uno de los mejores niveles en el continente.  Por otro lado, el pulcro y disciplinado manejo de su economía le ha llevado a gozar de un alto grado de confianza en los mercados financieros y por tanto puede lograr financiarse a muy bajas tasas de interés.  De hecho, Chile y Panamá son los dos únicos países del continente que han logrado crear un fondo para las generaciones futuras; el primero con los recursos que produce la exportación del cobre y el segundo con los excedentes que producirá la operación del canal de Panamá.  En efecto, en Chile el presupuesto se formula con base en lo que un grupo de expertos, no de políticos, estima es el precio sostenible del cobre, y si en un año dado el precio excede el estimado, la diferencia se deposita en un fondo para atender las posibles necesidades futuras.  Contraste usted, amigo lector, esa práctica con la que priva en el resto de nuestros países donde en los años de bonanza se corre a ampliar el presupuesto para gastar todo lo que ingresa, para luego padecer en años de vacas flacas.

Don Carlos menciona también que para evitar especulaciones, el presidente Piñera procedió a vender su participación accionaria en la aerolínea local.  ¿Cuántos de los gobernantes en nuestro continente han actuado de igual forma?  En nuestros países se ha llegado al extremo de nombrar a un banquero privado coordinador del gabinete económico, y en otros casos personas ricas, o hijos de ricos, han ocupado posiciones en la cuales claramente se encontrarían continuamente en posiciones de conflicto de intereses, sin que se registre casos en los cuales se recusaron precisamente para evitar esos conflictos.

Chile también ha abierto las puertas a la migración, y así llegan ciudadanos de Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, entre otros.  El éxito, y las perspectivas de una mejor calidad de vida son fuertes magnetos que atraen particularmente a los talentosos y a los emprendedores.  En contraste, los chilenos no migran ahora, ya que sienten que su país les brinda esperanza y futuro.  Es cierto que ha habido protestas estudiantiles en Chile, que buscan mejorar la calidad de la educación y el acceso al mercado de trabajo posteriormente.  También es cierto que las protestas se han dado en gobiernos de izquierda y de derecha, y que los gobiernos se afanan por atender los reclamos englobados en las protestas.  Al final lo que se percibe es un esfuerzo racional y civilizado por resolver un problema que aqueja a los estudiantes y, con base en la trayectoria de Chile, es razonable suponer que encontrarán una solución sostenible y adecuada al problema.


Lo más importante del Chile de hoy es que muestra claramente un país que se ha encontrado a sí mismo.  Han exterminado la polarización y nadie pretende destruir el modelo político y económico que han creado.  Tanto los políticos de izquierda, como de derecha, aceptan y fortalecen el modelo.  Contraste esto, amiga lectora, con lo que ocurre en Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela, donde impera la polarización y la lucha por imponer un modelo político y económico basado al final en la intolerancia y en la ausencia de pesos y contrapesos en el ámbito político.  Pregúntese cuál de estos modelos prefiere usted y verá que efectivamente no hay peor ciego que el que no quiere ver.

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