Según lo que leo, un
grupo de compatriotas está dispuesto a votar por doña Xiomara Castro de Zelaya,
la esposa de don Manuel. Dado que ella
gobernaría con el apoyo de don Manuel y del grupo que acompañó a este en su
caótico y pésimo gobierno, solo cabe pensar que se trata de un caso de amnesia
colectiva. Permítanme explicar por qué.
Como se trata del
mismo equipo, es razonable suponer la misma conducta y el mismo desempeño que
presenciamos en el gobierno de don Mel, incluyendo los espectáculos bochornosos
protagonizados por beodos e histriones.
En efecto, volveríamos al tiempo de la changoneta, del despilfarro de
los recursos del pueblo para que don Mel pueda volar “patas arriba” (sic), y al espectáculo chabacano de
caballos y motocicletas Harley Davidson.
Puesto de otra forma, volveremos a ser el hazmerreir de la comunidad
internacional.
Peor aún. En el ámbito económico a don Mel le tocó
gobernar en un ambiente de riqueza. La
Administración Maduro logró la condonación de la deuda y saneó las finanzas
públicas. Dejó en marcha, y en
cumplimiento, un programa con el Fondo Monetario Internacional que la
Administración Zelaya incumplió casi inmediatamente después de tomar
posesión. Luego negoció otro programa
con el Fondo que nuevamente incumplió.
De hecho, durante su campaña, y en presencia de varios de nosotros,
prometió espontáneamente al Fondo que tomaría una importante medida, y luego
hizo todo lo contrario. En pocas
palabras, don Mel y su equipo económico carecen en absoluto de credibilidad a
los ojos del Fondo y de los organismos financieros internacionales. Por otro lado, mucho se ha dicho en cuanto a
dilapidar los fondos para el combate a la pobreza. En efecto, nadie parece saber qué pasó con
esos recursos. Pero el colmo de la
irresponsabilidad se alcanzó cuando don Mel violó la Constitución al negarse a
presentar un proyecto de presupuesto para el 2009 al Congreso. Si la gestión económica de don Mel fue
caótica, irresponsable y deficiente en época de bonanza, ¿qué podríamos esperar
en una situación como la que ahora vive el país? Si le tocara negociar un programa con el
Fondo, como seguramente tendrá que hacerse en el próximo gobierno, ¿qué
credibilidad tendría cualquier propuesta que provenga de un gobierno ligado a
don Mel? Más aún. Cualquier propuesta que se presente
seguramente tendría un profundo contenido populista, lleno de medidas fallidas
de gobiernos fracasados, que no serviría para alcanzar un acuerdo con el Fondo.
Lo que seguramente viviremos será una profunda crisis económica, con alta
inflación y devaluación, con una marcada disminución de la inversión y con una
profundización del desempleo.
Por otro lado, ya don
Mel nos mostró su desdeño por las instituciones y su afán de “mandar”. Tratará nuevamente de someter los otros dos
poderes del Estado a sus caprichos.
Recuerde, estimada lectora, su empeño por trastocar la lista de
candidatos presentada por la Junta Nominadora para integrar la Corte Suprema de
Justica. Llegó al extremo de amenazar al
Congreso con sacar las tanquetas si no se cedía frente a su tozudez. Ahora sería todavía peor. Buscará someter también a las Fuerzas Armadas
para así, según él, evitar que se repitan los eventos del 2009. En resumen, viviremos continuamente un ambiente
de crisis institucional nada propicio para la sana conducción de la economía y
para la inversión.
Cabe recordar también
el incremento de la corrupción, planteada en el 2006 por los indicadores que
utiliza la Cuenta del Milenio. Recuerdo
que en aquel entonces quien fungía como Ministro de la Presidencia
chabacanamente dijo que los indicadores medían el desempeño del último año de
la Administración Maduro. Pero esto fue desmentido por el propio Embajador de
Estados Unidos quien confirmó que los indicadores medían el primer año de la
Administración Zelaya. También debe
mencionarse el incremento en los vuelos de avionetas que aterrizaban en pistas
clandestinas. En resumen, deberíamos esperar
el recrudecimiento de la corrupción y de los vuelos clandestinos. Solo recuerde,
estimado lector, el espectáculo de la carretilla saliendo del Banco Central.
En cuanto a seguridad,
la Administración Zelaya demostró ser absolutamente incapaz de hacerle frente
al crimen organizado. Ahora, en su afán
por marginar las Fuerzas Armadas, nos dicen que las enviarán de regreso a sus
cuarteles, lo cual nos garantiza que en el combate a la delincuencia su
desempeño sería peor que antes.
Don Mel y sus cofrades
creen firmemente que se legisla en las calles.
Si pierden, gritarán fraude y saldrán a las calles a pintarrajear y
destruir. Si ganan, como no tendrán
control del Congreso, usarán las turbas para presionar y así lograr sus
metas. Como controlarían la policía, y
habrían mandado a los militares a sus cuarteles, no habrá quien controle las
turbas. En pocas palabras, la
participación de don Mel en política nos garantiza el imperio del desorden y el
caos. Ya lo vivimos antes, pero ahora
será peor, especialmente si doña Xiomara resultara electa.
No en vano se dice que
el humano es el único animal capaz de tropezar dos veces en la misma
piedra. Parafraseando a Alberto Cortés,
ya se escucha que están “engrasando los ejes de la carreta”. Dios quiera que esos compatriotas que
manifiestan su intención de votar por doña Xiomara y don Mel despierten de su
amnesia colectiva.
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