domingo, 1 de septiembre de 2013

¿RESCATE FINANCIERO?

Frente a la difícil situación financiera que enfrenta nuestro país, algunas personas han hablado de un “rescate financiero”.  Debo suponer que viendo lo acontecido en Europa, particularmente en Grecia, Irlanda, Portugal y España, piensan que algo similar podría plantearse para nuestro país.  Lamentablemente, quienes así piensan parecen no entender por qué fue necesario un rescate financiero en Europa y por tanto tampoco parecen entender que eso no sería aplicable a nuestro país.  Permítanme explicar por qué.


El llamado rescate financiero de algunos países europeos no es más que un programa de ajuste, excepto que en este caso el Fondo Monetario Internacional no actúa solo.  Y no lo hace porque los montos requeridos para atender las necesidades de los países son de tal envergadura que el Fondo no podría aportarlos solo.  Al menos no podría hacerlo y contar con recursos para atender las necesidades de otros países miembros.  Por esa razón, para lograr contar con recursos complementarios para atender los requerimientos de los países europeos, es que ha participado en el “rescate” el Banco Central Europeo y la Unión Europea.  Si bien esto ha logrado incrementar los recursos disponibles para los países europeos afectados por la crisis, ha resultado en complejidades adicionales ya que ahora son tres los que definen la condicionalidad y tres los que deciden si los países han cumplido con lo pactado.  En efecto, se ha tratado de una experiencia singular no exenta de problemas y dilemas.  Sin embargo, y pese a la experiencia que ahora se ha acumulado en “rescates”, nada de ello es aplicable en nuestro caso.

La razón es harto sencilla.  En nuestro caso el Fondo Monetario Internacional puede fácilmente atender nuestras necesidades y las del resto de los países miembros.  En pocas palabras, por los montos requeridos no es necesario involucrar a otros organismos, ni verían estos la necesidad de involucrarse.  Puesto de otra manera, en nuestro caso, el “rescate internacional” sería un eufemismo para describir un simple programa o acuerdo con el Fondo.  Así de sencillo.  A mi entender las personas sensatas de nuestro país estamos convencidos de la necesidad de contar con un programa con el Fondo, así que me parece que lo prudente es llamar las cosas por su nombre.  En lugar de hablar de un “rescate financiero” debemos hablar de un programa con el Fondo.  Solo siendo directos y sinceros podremos salir adelante en la difícil tarea que enfrentamos.

Como ha dicho su Eminencia, el Cardenal Rodríguez, no es posible siquiera pensar en una segunda condonación de la deuda.  Esa no es una opción, así que no nos queda más alternativa que poner nuestra casa en orden.  Un nuevo programa con el Fondo seguramente pasará por un ajuste fiscal que reduzca el alto déficit que hemos generado.  También requerirá de la adopción de medidas monetarias y cambiarias que protejan la posición externa del país.  En el ámbito fiscal el Fondo esperará ver medidas específicas para reducir el gasto público, incluyendo, a mi juicio, una nueva política de empleo y sueldos en el sector público, así como una revisión y reducción de las transferencia presupuestarias.  También esperará ver acciones concretas para incrementar los ingresos, sin aumentar las tasas impositivas, es decir, reduciendo las exoneraciones y exenciones y mejorando la eficiencia en la recaudación de impuestos, lo cual, nuevamente a mi juicio, implica la despolitización de la DEI.  Es imposible que la DEI cumpla con sus metas si es llenada con activistas de los políticos.


Dada la cercanía del proceso electoral resulta prudente esperar que asuma funciones la próxima Administración antes de negociar y acordar un nuevo programa.  No será fácil, pero a mi juicio es imprescindible.  Carecemos de credibilidad en nuestras relaciones con el Fondo.  Hasta donde recuerdo, hemos incumplido todos los programas suscritos con el Fondo, y la Administración Zelaya tiene la triste distinción de haber incumplido dos.  Solo la Administración Maduro cumplió el programa durante su gestión, pero luego la Administración Zelaya lo incumplió.  A pesar de esto, y reconociendo que hemos destruido nuestra credibilidad, debemos  negociar un nuevo programa.  La alternativa es, simple y llanamente, el caos, es decir indisciplina fiscal, alta inflación y una severa devaluación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario